La Calle Campana, a pesar que no se extiende más que por tres cuadras, ha sido una de las que más nombres ha ostentado en Mazatlán.
Primero se le llamó de la Plaza y también Tres Amigos, cuando menos en su tramo entre Ángel Flores y Compañía. Se denominó del Abasto en la parte que corre de Compañía a 21 de Marzo y de los Abarrotes a las dos cuadras entre las calles de Compañía y Canizales.
Con excepción del nombre de Tres Amigos, cuya razón pudo haber sido el nombre de algún establecimiento comercial en la zona, los demás son fáciles de entender.
El mercado de la ciudad estuvo por un tiempo en lo que es hoy la Plazuela Hidalgo, ubicada frente a esta calle y de ahí el nombre de abasto. Además, a todo lo largo de ella debieron existir tiendas de abarrotes, que desaparecieron cuando el mercado se cambió a otra ubicación.
El actual nombre de Campana, según se menciona en una crónica periodística de fecha reciente, le viene por una campana destinada a la capilla de San José, que permaneció muchos años sin que fuera colocada en el campanario correspondiente, y no fue sino hasta la época de la ocupación francesa cuando un piquete de soldados de esta nacionalidad la colocó en su lugar.
Es factible suponer que hasta el cambio del mercado a una nueva zona, en las calles ubicadas alrededor de lo que hoy es la Plazuela Hidalgo debieron haber funcionado no solamente tiendas y expendios de alimentos, sino también varios giros mercantiles más, entre ellos tiendas de ropa.
En el principio de esta cuadra estuvo hasta finales del siglo XIX el conocido como ‘Portal de la Iglesia’, lugar donde acostumbraban colocarse vendedores ambulantes de diversos productos que no encontraban acomodo en el cercano mercado. La propiedad fue del comerciante español Juan Antonio Redonet.
En este portal probablemente hubo también diversos locales que se arrendaban a comerciantes de todo tipo. La cuadra que da frente a la que recién recorrimos se inicia con el edificio de la escuela Benito Juárez, construida donde antiguamente se hallaba un terreno baldío propiedad de la ciudad.

A este terreno se le conoció en una época como Plaza Morelos, sin que realmente tuviera todas las características de tal ya que por encontrarse en la falda del cerro presentaba en toda su superficie numerosas rocas.
Contigua con esta escuela y a un nivel mucho más elevado, nos encontramos con el pequeño templo de San José, conocido popularmente como capilla y antes como templo viejo, desde la puesta en servicio del nuevo, o sea la hoy Catedral. Hasta entonces se le refirió como Parroquia.
Ésta es la construcción religiosa más antigua de la ciudad y conserva la mayoría de su diseño y apariencia originales.
No se conoce con exactitud la fecha en que este templo fue terminado pero de acuerdo con el diario del viajero americano Levi Chamberlain, debió haber sido alrededor de 1840 o 1841.
Él escribió al respecto: “Un templo casi terminado está situado a cierta distancia de la calle principal. Caminamos hacia él y paseamos por esa parte de la población. El edificio no es grande; está hecho de adobe y enjarrado y tiene una entrada a la nave desde afuera. Ya se han gastado en el edificio alrededor de 16,000 pesos. Posee dos santos tutelares en su frente sobre el trabajo ornamental que se levanta por encima del techo.
La razón de su tamaño reducido, si se le compara con otros templos católicos contemporáneos, pudiera atribuirse a que en la época en que fue construido, la población de Mazatlán no debió sobrepasar 4,000 habitantes y a que la ciudad nunca se distinguió por su acendrada religiosidad.
El cónsul francés Philippe Martinet, refiriéndose a él en una comunicación que envió en 1855 al ministro de Relaciones Exteriores de su país señalaba: “Mazatlán tiene un solo templo, tan insuficiente para la población que lo frecuenta que la mitad de los que siguen los oficios tienen que permanecer afuera.”
El edificio descansa sobre una plataforma alta a la que se llega por una escalinata de piedra. Posee un atrio espacioso, bardeado. En un conocido grabado, realizado aproximadamente en la época de la ocupación francesa, aparece la capilla de San José con el atrio descubierto, sin barda ninguna, por lo que puede estimarse que la que posee actualmente fue construida en fecha posterior. Cuenta el templo solamente con una torre baja y su fachada está desprovista de decoraciones, a excepción de unas muy sencillas de argamasa que existen sobre la puerta y ventana del coro.
El templo tiene una sola nave y su interior carece de mayores detalles decorativos. A diferencia de otras iglesias no tiene una cúpula sobre el altar. Su altar central es de tipo ecléctico y su cuerpo de madera está cubierto por decoraciones en hoja de oro, con la imagen de bulto de San José con el niño Jesús en brazos al centro, flanqueado por las imágenes, también de bulto, de Santa Teresa de Ávila y la de la Inmaculada Concepción, de buena factura y que probablemente hayan sido fabricadas en Europa.
En la pared norte se encuentran dos nichos en los que existen unas bien elaboradas imágenes de Cristo muerto y otra de Cristo en la Cruz acompañado de una Dolorosa. Desafortunadamente el templo se amplió durante el siglo XX hacia el Sur, y esta ampliación le hizo perder no solo su apariencia original sino también su uniformidad arquitectónica.
Cuando el templo fue atendido por frailes carmelitas en la primera década del siglo XX estuvo en el altar una imagen de bulto de la Virgen del Carmen, que fue retirada por una particular hace ya algunos años.