Visitó 66 naciones durante su mandato al frente de la Iglesia, incluso algunos de Sudamérica, pero nunca su país.

La ausencia del Papa Francisco en Argentina desde que fue elegido pontífice en 2013 generó muchas especulaciones y debates. Hay varias razones posibles (y probablemente una combinación de todas) que pueden explicar por qué nunca ha visitó su país natal como Papa.

Aunque muchos de sus críticos reconocen que el papa Francisco es «quizás la figura más trascendente de Argentina de este tiempo», su llegada al trono de San Pedro en 2013 implicó un cambio drástico en su vida. Hasta entonces, su influencia se había limitado a la Compañía de Jesús, el arzobispado de Buenos Aires y, más tarde, la presidencia del Episcopado entre 2006 y 2011.

De acuerdo a analistas Francisco ha tenido diferencias notorias con algunos sectores del poder en Argentina, tanto en la Iglesia como en la política y los medios. Esto también podría haber influido en su decisión de postergar una visita, al menos hasta que haya un clima más receptivo o menos confrontativo.


La posibilidad más concreta de un viaje de Francisco a Argentina surgió a fines de 2017, cuando visitó Chile, pero finalmente el país quedó fuera de la agenda. Esta ausencia provocó decepción entre los católicos y reforzó las críticas, incluso dentro de sectores tradicionalmente cercanos a la Iglesia.

De acuerdo con algunos registros, la relación de Francisco con la política argentina estuvo marcada por la distancia y la incomodidad. 

Durante el kirchnerismo, Jorge Bergoglio fue considerado “un enemigo” por Néstor Kirchner, abogado y expresidente de Argentina, lo que provocó decisiones como trasladar los Tedeum oficiales fuera de Buenos Aires para evitar sus homilías críticas. 

La tensión se profundizó con el debate por la ley de matrimonio igualitario, donde su postura más moderada no logró imponerse en el Episcopado, que optó por una posición confrontativa.

Pese a los múltiples intentos de acercamiento de los presidentes argentinos, Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei, la relación con el Vaticano no logró consolidarse. El aumento de la pobreza, que pasó del 27,4 % al 52,9 % durante su pontificado, fue otro factor de fondo que tensionó los vínculos.

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